Ruta CASTILLO DE CONFRIDES, LÚGANOS Y ZORZALES REALES.

23-2-15. CONFRIDES.


Hacía ya tiempo que ansiábamos salir al monte y volver con nuestras andanzas de "EL MOCHUELO CURIOSO". En esta ocasión somos 3 los ruteros, Patry, Jose Alcaraz y Miguel.
Tras dejar el coche aparcado en la entrada de CONFRIDES y echarnos las mochilas a la espalda, comenzamos nuestra subida de 7 Km. hasta la "FONT DE L'ARBRE".
Sin prisas y disfrutando del paisaje, vamos ascendiendo poco a poco...

                                                                  
                    


Nada más salir del pueblo nos sorprende un grupo de LÚGANOS encaramados en un almendro y deleitándonos con sus trinos.

                                                                             LUGANO



  Esta grata sorpresa nos hace más amena la subida y continuamos con nuestro camino.


          Nuestro amigo José Alcaráz con la mirada puesta siempre en las alturas en busca de aves.

                            Atrás queda el pueblo con su olor a leña y sus campanadas matutinas.

                                                     Un rincón siniestro en el camino.


 Al llegar al área recreativa pegamos un vistazo en la charca en busca de algún indicio de vida acuática, pero sin suerte.
La mañana se a vuelto gris y la temperatura desciende con las ráfagas de viento que cada vez son más fuertes.
Al llegar a la fuente nos encontramos con estos incómodos cambios que el ayuntamiento ha realizado.
Hay que deslomarse para poder llenar nuestras cantimploras de agua para el resto del camino.
La segunda sorpresa nos llega mientras buscábamos a los MIRLOS CAPIBLANCOS y en su lugar encontramos unos ZORZALES REALES.
 No pudimos sacar mejores fotos ya que estos animales son muy esquivos y nerviosos y enseguida se dieron a la fuga.
                                                                   ZORZAL REAL



La parada fue corta a causa del viento que venía en todas direcciones y tras un tentempié no tardamos en ponernos en marcha, aún con la esperanza de ver a los mirlos capiblancos.

                      Jose haciendo sus anotaciones de campo, como es habitual en el.
                                           Área recreativa " La Font de L'arbre"
                                                                  Vistas de el Plá de la Casa.

Una parada en la balsa de la Noguera, para contemplar a los zapateros acuáticos y algún que otro renacuajo que intentaba camuflarse en el lodo del fondo.

El desnudo esqueleto de lo que en su día fue un nogal grande y frondoso, ahora convertido en un tocón inerte y gris. Una escultura natural, aún hermoso, un poema silencioso que araña el viento con sus largos dedos envejecidos y frágiles. Un trozo de historia natural que vivió mejores tiempos.

Comenzamos el descenso en dirección al castillo de Confrides bajo un cielo que se vuelve cada vez más gris.









Tras un corto descenso por una pequeña vaguada, llegamos a una pista desde donde ya se puede ver sobre las peñas el castillo de Confrides.



El rojo de los frutos del MAJUELO destaca sobre el ramaje gris y desnudo dando una viva nota de color al follaje.
En mitad de una pedrera podemos ver como la HIEDRA (Hedera helix) se abre paso entre las rocas y se va expandiendo dejando el terreno sujeto por sus raíces como si de una enorme red natural se tratase. Esto ayuda a evitar la erosión del terreno. En algunos casos la hiedra se aferra a las paredes de roca, trepando por ellas y llegando a formar un auténtico jardín vertical.






                                     Uno de los pocos arcos que aún se mantienen en pié.
 A espaldas del castillo podemos contemplar gran parte de la crestería de Aitana y algunas de sus paredes y pedreras, canchales que se han ido formando con el paso de los años y la erosión.

        Vistas del Valle de Guadalest, la sierra de Bernia y al fondo el pueblo de Callosa de Ensarriá.




Patricia y Jose en busca de un lugar donde guarecernos del viento y poder comer tranquilos, eso sí, con unas maravillosas vistas de todo el valle y sus sierras.

                              Vistas del pueblo de Confrides desde el castillo.

 Por fin, pegados al muro, conseguimos guarecernos de las fuertes ráfagas de viento que van arreciando. Llega el momento de disfrutar de la tranquilidad y la belleza del lugar mientras comemos, y después... como siempre, el ansiado café calentito que tantos recuerdos nos trae y nos hace olvidar por unos instantes el frío que el viento nos provoca. Intercambiamos impresiones y ponemos a prueba el nuevo hornillo que Jose ha traído. En unos minutos la taza humeante y caliente entre nuestras manos nos reconforta y calienta nuestros estómagos. Pero lo bueno dura poco y llega el momento de regresar al coche. Una frase que siempre se repite en nuestras salidas vuelve a sonar:-Nos dejamos algo?-y a la que siempre contesto yo -Sí, un cachito de nuestras vidas-.
Sin más nos ponemos en marcha y comenzamos el descenso.



Bajamos del castillo atravesando una pequeña pedrera que nos conduce hacia la pista forestal que nos lleva al pueblo.
 Los muros del viejo castillo vuelven a quedar a solas con el viento que amenaza con derribar las
paredes más castigadas por el paso de los años.




              Unos rayos de Sol consiguen colarse entre las nubes e iluminan el castillo a lo lejos.


Con una tristeza contenida entramos por un estrecho caminito al pueblo. La ruta está llegando a su fin.
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Jose y Patry en una de las calles de Confrides, llegando casi al lugar donde aparcamos el coche.


Relación de la fauna observada durante la salida:
Lúgano, zorzal real, cernícalo, gorrión común, petirrojo, colirrojo tizón, perdiz, carbonero garrapino, carbonero común, mito, verdecillo, verderón, chova piquirroja, jilguero, agateador común, urraca, mirlo común,