Subida al refugio de la Font dels Teixos. 3-2-18
Como cada invierno, esperamos ansiosos a que el tiempo traiga un poco de nieve a nuestros campos y poder disfrutar de ese ambiente verdaderamente montañero que solo se puede vivir cuando el blanco manto níveo cubre nuestras queridas montañas...
Tras el temporal de frío de estas fechas, aprovechamos un intervalo de calma, para subir hasta el refugio de la Font dels Teixos, en Aixortá.
Al comenzar la ruta, la temperatura se mantenía bastante baja, apenas +4,5ºC. a pesar de estar el cielo despejado y tener un Sol radiante.
Las ráfagas de viento de entre 15 y 20 Km.h. proveniente del norte, acentúan aun más la sensación de frío, pero las ganas de pisar la nieve es aun mayor y tras abrigarnos bien, nos ponemos en marcha.
Comenzamos nuestra ruta desde la peña del castellet de Bolulla
Trazado de la ruta, aunque en esta ocasión no subimos hasta la cumbre.
Total del recorrido entre la ida y la vuelta 9 Km.
A las montañas nevadas se le añade el colorido de los almendros en flor, lo que le da al paisaje un aspecto increíble.
Vistas de la cumbre de Bernia, al inicio de la ruta y de cuando regresamos.
La mayoría de la nieve ha desaparecido por el viento y el calor del Sol.
Al fondo a la derecha, la cumbre de Peña Alta.
Según ganamos altura, vamos encontrando cada vez más nieve acumulada.
Llegamos al final de la canal, donde encontramos el paisaje ya totalmente cubierto de blanco y descubrimos que somos los primeros en pasar.
Nos complace y nos sorprende gratamente, la gran cantidad de nieve acumulada, que dibuja caprichosas formas en el paisaje.
Cumbre de Peña Alta, Aixortá.
Llegados a este punto, afrontamos el tramo más duro de la subida, un pequeño sendero que une las dos pistas forestales.
Somos los primeros en pasar por aquí tras la fuerte nevada, por lo que vamos abriendo huella y en algunos tramos la nieve nos llega hasta las rodillas.
La nieve siempre delata a los animales que dejan sus huellas bien marcadas en el camino y durante el recorrido encontramos varios rastros. Señal de la fauna que habita en nuestros bosques.
Por fin enlazamos con la pista que nos conducirá directamente al refugio al que tantas ganas tenemos de llegar.
A lo largo del camino encontramos, varios arboles tumbados, a causa del peso de la nieve.
Como suele ocurrir, las bajas temperaturas crean entre otras formaciones, curiosos carámbanos que atraen poderosamente la atención de nuestras cámaras.
... última curva y llegamos al refugio.
Por desgracia, nos llevamos una tremenda decepción al comprobar que han puesto una cerradura en la puerta del refugio y que está cerrada con llave.
Normalmente este refugio siempre ha estado abierto y nuestra intención era la de poder comer en su interior y así entrar en calor, pero la situación nos obligó a comer fuera y soportar las bajas temperaturas que llegaron a alcanzar los 0ºC.
Regresamos de nuestra ruta un tanto decepcionados y disgustados por no haber podido guarecernos del frío en el refugio, pero aun así hemos disfrutado de un increíble paisaje y de una nieve en polvo, virgen, sin alterar, con sus caprichosas formas y dibujos.
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