SUBIDA HASTA LA COLA DE CABALLO. 25-2-16
De regreso de nuestro viaje a Francia, decidimos desviarnos un poco e ir a visitar el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, uno de los más conocidos y visitados de toda Europa.
Dadas las fechas en las que nos encontramos (pleno invierno) no teníamos muy claro si conseguiríamos llegar hasta la famosa Cola de Caballo, que se encuentra al final del valle. Todo dependía del estado de la nieve y la cantidad con que nos encontrásemos ya que no íbamos preparados para afrontar tales condiciones, por carecer de raquetas o esquíes.
En esta ocasión el tiempo y la falta de nieve jugó a nuestro favor, facilitándonos el ascenso hasta dicha cascada...
Ruta de 18 km de ida y vuelta.
Desnivel acumulado: 500 metros.
Inicio de la ruta: Parking pradera de Ordesa.
Dificultad: media (con nieve). Algunos tramos resbaladizos con hielo.
La ruta pudimos efectuarla prácticamente sin problemas, tan solo encontramos un poco de hielo en un tramo a la altura de las primeras cascadas y las Gradas de Soaso, cosa que sorteamos sin muchas dificultades.
Aquí os dejamos con las imágenes que captaron nuestras cámaras a lo largo de este maravilloso recorrido.
EL RECORRIDO
Panorámica de la entrada al parque, desde Torla.
Río ARAZAS
CASCADA DE ARRIPAS
Según avanzaba la mañana, el cielo se despejó y tuvimos la suerte de poder disfrutar de unas temperaturas bastante agradables para estas fechas.
CASCADA DE LA CUEVA
Al llegar a la zona de las cascadas, el sendero va cobrando altura poco a poco y vamos dejando atrás la parte más baja del parque.
Durante el recorrido, el agua no supone ningún problema ya que en el mismo sendero podemos encontrar varias fuentes de aguas cristalinas.
Miguel fotografiando la CASCADA DEL ESTRECHO desde su parte más alta.
CASCADA DEL ESTRECHO
Tras salvar este desnivel, entramos en el BOSQUE DE LAS HAYAS, el cual encontramos en estas fechas totalmente desprovisto de su manto verde.
A partir de aquí empezamos a encontrar algunos tramos de la ruta con placas de hielo, lo que nos obligó a abandonar la pista y continuar paralelos a ella, para evitar posibles caídas.
Uno de los varios refugios o "bordas" que hay por todo el valle, en los cuales está prohibido pernoctar. Tan solo se pueden usar en caso de tormenta y poder protegernos de ella.
Donde mirásemos podíamos encontrar cascadas heladas por todas las paredes.
Otra de las zonas más complicadas para nosotros fue la aproximación a las GRADAS DE SOASO, por la gran cantidad de hielo que encontramos en la pista. De haber tenido unos crampones esto no habría supuesto ningún problema, pero todo era cuestión de andar con cuidado y sortear las partes heladas del camino.
Las bajas temperaturas adornan las paredes con grandes carámbanos y columnas de hielo, algunas de las cuales han comenzado a desprenderse, por lo que hay que andar con mucho cuidado.
En nuestra aproximación a las GRADAS DE SOASO, pudimos disfrutar durante un rato de la agradable compañía de un MIRLO ACUÁTICO y sus acrobacias en el torrente.
Dejamos atrás el BOSQUE DE LAS HAYAS y llegamos a las espectaculares GRADAS DE SOASO.
GRADAS DE SOASO
REBECO
Superadas las GRADAS DE SOASO, nos aproximamos a la parte final del valle, el CIRCO DE SOASO. Al fondo se deja ver el CIRCO DE GORIZ y el MONTE PERDIDO. Aquí las dimensiones se pierden por falta de puntos de referencia como son los árboles y no somos capaces de apreciar bien las distancias y las dimensiones del lugar. Tan solo, cuando a lo lejos llegamos a ver a unos senderistas, somos capaces de hacernos una idea de la inmensidad del paisaje que nos rodea y nos sentimos diminutos en este escenario de proporciones exageradas.
A las 15:20h. aproximadamente, llegamos al final de nuestro trayecto, la COLA DE CABALLO, donde el valle se cierra y desde aquí se accede al REFUGIO DE GORIZ, desde donde parten la mayoría de los montañeros que pretenden ascender al MONTE PERDIDO.
Durante nuestra merecida parada a comer, nos visitan una pareja de CHOVAS PIQUIGUALDAS que no dudan en aproximarse a nosotros hasta el punto de casi poder tocarlas.
Mientras nos deleitamos con un trozo de pan y queso francés, nuestros invitados se limitan a permanecer a la espera de recibir alguna golosina ya que se han acostumbrado a mendigar a los montañeros y senderistas que continuamente llegan hasta este lugar. Nos rodean y miran con curiosidad, pero sus refinados gustos les hacen despreciar nuestro pan y tan solo se interesan por los trocitos de queso que les arrojamos, los cuales devoran a toda velocidad.
CHOVA PIQUIGUALDA.
Tras un rato disfrutando de tan grata compañía, volvemos a colocarnos nuestras mochilas y emprendemos el camino de regreso. El sol se ha ocultado y la temperatura está bajando, incluso llega a caernos algún copo de nieve. Son las 16:00h. y no podemos permitir que nos pille una tormenta a esta altura ya que aún nos queda un buen rato de bajada hasta la pradera donde se encuentra el parking.
Echamos un último vistazo a nuestro alrededor y nos despedimos con tristeza de nuestros invitados que no tardan en abandonar el lugar mientras son asediados por un gran cuervo que ha llegado para adueñarse de las sobras.
REBECO
Nos hemos quedados solos; el valle permanece en silencio y tan solo se oye el ruido de la cascada y el de alguna roca que se precipita desde las paredes colindantes, asustando a unos rebecos que pastaban plácidamente.
Nuevamente nos sentimos insignificantes ante el paisaje y la sensación de soledad nos abruma.
Todo el valle permanece en calma, todo sigue su ritmo, aquél que sin pausa y constante ha ido formando y esculpiendo este entorno salvaje y agreste.
REFUGIO DE SOASO
Un BUITRE LEONADO nos sobrevuela mientras abandonamos los prados cubiertos de su manto blanco para volver a atravesar el desnudo hayedo.
BOSQUE DE LAS HAYAS
De bajada volvemos a encontrarnos con el MIRLO ACUÁTICO.
Río Arazas al principio del parque.
Tuvimos la suerte de poder disfrutar de buen tiempo, ya que al día siguiente entró una ola de frío y volvieron las nieves.
AVES VISTAS A LO LARGO DEL DIA:
Trepador azul, zorzal, halcón peregrino, buitre leonado, carbonero garrapinos, cuervo, chova piquigualda, agateador, paloma torcaz, carbonero común, mirlo, mirlo acuático y pito negro.